viernes, 9 de marzo de 2012

La transformación de París


    Tras el golpe de estado de 1851, el sobrino de Napoleón Bonaparte, Napoleón III, es coronado como emperador. Comienza su mandato con un proyecto: transformar el París medieval en una ciudad adaptada a los nuevos tiempos. Inspirado por la moderna urbe londinense, se propone hacer de la capital francesa un lugar más cosmopolita, con anchos y amplios bulevares, bajos comerciales y unas mejores condiciones de salubridad gracias a los nuevos sistemas de saneamiento. Muchos barrios de París se habían quedado pequeños para el gran crecimiento que la población había sufrido la ciudad tras la Revolución Industrial.
 
La Ile de la Cité antes de las reformas
Fuente: Wikipedia
   El encargado de llevar a cabo el proyecto de Napoleón III será el barón Haussmann. Las obras se desarrollaran entre los años 1852 y 1870. Se sanea la ciudad, dotándola de un sistema de alcantarillado moderno, se derriban edificios, se abren anchos bulevares, se habilitan nuevos y numerosos bajos comerciales, se unifica la arquitectura de París, se inaugura un modernísimo palacio de la ópera (el Palais Garnier o Palacio de la Ópera), se amplian los distritos administrativos de la ciudad de los 12 originales hasta los 20 actuales... Ciertamente, Napoleón III y Haussmann consiguen su objetivo. Pero ¿a qué precio? Para poder realizar todas estas obras se hace necesario recurrir a la expropiación y desalojo forzosos. Esta población se ve obligada a desplazarse del centro de la ciudad a los barrios periféricos. La financiación para las obras se hace usando préstamos masivos por parte del Estado, lo que acaba llevando a un endeudamiento exhacerbado de la Hacienda pública. Al mismo tiempo, el precio de los apartamentos en los nuevos edificios es extremadamente alto para gran parte de la parte de la antigua población de la urbe, comenzando así la ruptura del equilibrio social existente hasta el momento: la burguesía vivía en los segundos pisos, funcionarios y empleados en los terceros y cuartos, trabajadores en el quinto, y el servicio, los estudiantes y los pobres en el desván, estando todas las clases sociales reunidas en el mismo edificio, pero desde las reformas de Haussmann, las clases más desfavorecidas se ven obligadas a vivir fuera del núcleo urbano.

Antiguos barrios de París y el nuevo límite de la ciudad.
Fuente: Wikipedia
    Las reformas también se ven influenciadas no solo por el gusto de embellecer y mejorar la ciudad, sino también por el afán de controlar una población propensa a las revueltas y que ya había derrocado a varios gobiernos desde 1789. Las nuevas avenidas estaban pensadas para que por ellas pudiera circular el ejército con facilidad y dificultar la posibilidad de que la población se atrincherara en caso de rebelión.
Esta intervención urbanística ha sido extremadamente polémica. Si bien es cierto que la ciudad necesitaba readaptarse a la era moderna, también lo es que la intervención resultó extremedamente agresiva. Prácticamente toda la ciudad medieval es destruída, quedando como una de las escasas muestra urbanística el barrio del Marais, el barrio más antiguo de París. Pero, a pesar de lo agresivas que hayan podido ser estas reformas, es cierto que han aportado a la ciudad de un carácter único. Mi particular consejo: pasear París, la mejor forma de poder conocer y entender esta ciudad, es recorriendo sus bulevares y avenidas, dejándose perder un poco.

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